La palabra huma, significa en quichua "cabeza", por lo que su nombre es en castellano “cabeza de diablo”.
Cuenta la leyenda que en los días de Inti Raymi un hombre viudo, triste y solitario, después de la fiesta había empezado a dormir cuando de súbito escuchó el clamor del baile en el patio.
Se levantó dispuesto a ofrecer comida y chicha festiva, se detuvo antes de salir afuera. Algo anormal estaba sucediendo:
Cuenta la leyenda que en los días de Inti Raymi un hombre viudo, triste y solitario, después de la fiesta había empezado a dormir cuando de súbito escuchó el clamor del baile en el patio.
Se levantó dispuesto a ofrecer comida y chicha festiva, se detuvo antes de salir afuera. Algo anormal estaba sucediendo:
El zapateo de los bailadores hacía temblar el suelo, la música de las flautas parecía salir de todas partes y las voces de animación del baile se escuchaban como truenos.
Contempló que quienes bailaban eran unos seres de forma humana que tenían dos caras en la misma cabeza, grandes orejas y narices, sus cabellos eran muy desorganizados, como si estuvieran "parados". Algunos tenían en sus manos bastones, otros llevaban consigo churus o ushumpis y algunos tocaban la flauta con gran maestría. Al fijarse en los pies notó que tenían una especie como de pelaje y los dedos de los pies estaban detrás y los talones para adelante.
La aparición duró pocos instantes, y con la misma rapidez con que habían llegado desaparecieron.
Quedó tan impresionado con la extraña aparición que decidió confeccionarse una vestimenta igual. Tratando de recordar cada detalle empezó a bailar como "AYA" en cada Inti Raymi.
Cuentan que nunca se agotaba de los incansables bailes de días y noches seguidos, guiaba y animaba a los demás en todo momento. Cuando bailaba sus pies no tocaban el suelo.
Acostumbraba bañarse y dormir en estos días festivos junto a las cascadas, vertientes, lagos y lugares ceremoniales.
Cada año este hombre demostraba su fuerza y resistencia, por lo que toda la comunidad le respetaba y apreciaba. Un día, desapareció de la comunidad. Los mayores dicen que fue llevado por los AYA a quienes tanto trató de imitar. Cuentan que este hombre aún vive en los lugares bravos de la pacha-mama ayudando con la fuerza de los AYA a fortalecer los cuerpos y espíritus de quienes lo soliciten.
Quedó tan impresionado con la extraña aparición que decidió confeccionarse una vestimenta igual. Tratando de recordar cada detalle empezó a bailar como "AYA" en cada Inti Raymi.
Cuentan que nunca se agotaba de los incansables bailes de días y noches seguidos, guiaba y animaba a los demás en todo momento. Cuando bailaba sus pies no tocaban el suelo.
Acostumbraba bañarse y dormir en estos días festivos junto a las cascadas, vertientes, lagos y lugares ceremoniales.
Cada año este hombre demostraba su fuerza y resistencia, por lo que toda la comunidad le respetaba y apreciaba. Un día, desapareció de la comunidad. Los mayores dicen que fue llevado por los AYA a quienes tanto trató de imitar. Cuentan que este hombre aún vive en los lugares bravos de la pacha-mama ayudando con la fuerza de los AYA a fortalecer los cuerpos y espíritus de quienes lo soliciten.
Vestimenta:
Lleva camisa blanca o de colores, pantalón blanco, sostenido por una faja o chumbi, en la cintura lleva una chalina de diversos colores, sobre esta se ubica el zamarro; a través del pecho lleva una pequeña chalina o macana, utiliza alpargatas con capellada blanca; lo principal en la vestimenta es la máscara de doble cara, cada una de las mismas tiene un color diferente y tres orificios (dos para los ojos y uno para la nariz), con prolongaciones en la parte superior en forme de cuernos, grandes orejas y nariz, decorada con hermosos bordados de colores brillantes en la partes superior e inferior de la misma. Como suplemento lleva en su mano un látigo o juete.
Ubicación: